Seguir las normas y olvidarte del sentido común es la mejor manera de hacer que 15 personas lleguen tarde al trabajo… os cuento.
Era un día como cualquier otro, el sol brillaba en el cielo y las calles de la ciudad se llenaban de gente que se dirigía a sus trabajos. Me considero una mujer trabajadora, y había planeado llegar temprano a mi empresa de extintores para preparar una importante reunión con unos proveedores.
Pero las cosas no empezaron bien esa mañana. Al despertar, me encontré con que el baño estaba ocupado por mi pareja, lo que me retrasó en mi rutina matutina. Tras desayunar a toda prisa, salí corriendo de mi casa rumbo a la parada de autobús, donde me encontré con un grupo de personas que también esperaban el transporte público.
Como siempre, yo andaba sumergida en mis pensamientos, revisando los documentos que necesitaba para la reunión, mientras esperaba pacientemente el autobús. Pero cuando finalmente apareció en la distancia, ninguno de los pasajeros esperando levantó la mano para indicar que querían subir… incluida yo misma.
Total, que el conductor, siguiendo las normas, no se detuvo y continuó su camino dejando a todos en la parada dejándonos a todos tirados con cara de tontos. Reconozco que me enfureció un poco al darme cuenta de que ahora llegaría tarde al trabajo, pero pronto la situación se volvió tan absurda que todos comenzamos a reírnos de la situación.
Me pregunto por qué no se detuvo el autobús pese a que tantas personas estábamos esperando en esa parada… sobre todo teniendo en cuenta que solo pasaba ese autobús. La cosa está clara: seguir las normas sin sentido común puede tener consecuencias negativas, como hacer que quince personas lleguen tarde al trabajo.
A pesar de todo, llegué a mi empresa y cerré un acuerdo en el que obtuve los mejores precios extintores y el mejor extintor del mercado, y aunque tuve que improvisar un poco, la reunión con los proveedores como os digo fue un éxito total.
En definitiva, esta anécdota me hace pensar que a veces es necesario usar la cabeza y tomar decisiones con sentido común, aunque eso signifique ir en contra de las normas establecidas.
