Siempre se ha dicho que la voluntad prevalece sobre lo que se puede considerar una circunstancia adquirida… y diréis… de qué estás hablando?? Pues estoy hablando de Manolo y su “estintor”.

Este chaval tenía tan sólo 18 años, pero ya había conseguido su primer trabajo como pintor. Su nivel de estudios, por ser cortés, no era precisamente el más avanzado, pero su espíritu y empeño eran tan brillantes como los colores en su paleta. Este chico estaba decidido a hacer su trabajo, y nada, ¡absolutamente nada!, lo detendría. Pero, como siempre ocurre en las historias de los Monty Python, algo extrañamente peculiar iba a ocurrir.

Un día soleado, mientras Manolo trabajaba con su rodillo y su brocha, llegó el momento crucial. La alarma de incendios comenzó a sonar. El pánico se apoderó de la oficina, y todos corrieron en busca de la salida más cercana, dejando sus escritorios y papeles atrás. Pero nuestro intrépido pintor, Manolo, no entendió del todo lo que estaba ocurriendo. Miró a su alrededor y pensó: «¡Esto es el momento perfecto para usar mi estintor!».

Manolo agarró lo que él llamaba «estintor» con decisión y lo apuntó hacia el lugar donde creía que se encontraba el fuego. Pero, para su sorpresa, en lugar de un chorro de espuma extintora, lo que salió del artefacto fue una lluvia de pintura roja brillante. La oficina, que ya estaba en estado de caos, ahora parecía un lienzo de Jackson Pollock en pleno apogeo.

Mientras Manolo intentaba apagar un fuego inexistente con pintura, el resto de los empleados se daban cuenta de su error. Rodearon al pobre Manolo, tratando de contener la risa mientras lo ayudaban a entender que había confundido el extintor con una lata de pintura.

Desde ese día, Manolo se ganó el cariñoso apodo de «El Pintor de Emergencias» en la empresa. Aunque su camino al mundo laboral había tenido un inicio peculiar, su espíritu inquebrantable y su pasión por la pintura lo convirtieron en una leyenda en la oficina, y su historia se convirtió en uno de esos episodios que solo los Monty Python podrían haber ideado.

Y así, en el loco y absurdo universo de los Monty Python, Manolo se convirtió en un héroe poco convencional, ¡pintando su camino hacia la inmortalidad!