¿Señales Clase A o Clase B? Aquí no hay color, amigo
Vamos a dejarnos de gaitas técnicas y de palabrería enlatada. Esto no va de venderte humo ni de marear la perdiz. Esto va de algo muy serio: tu seguridad y la de los que están a tu lado cuando todo se va al garete. Porque en un incendio, el fuego no pregunta ni espera. Y tú necesitas algo que funcione sí o sí. Hablamos, cómo no, de las señales fotoluminiscentes Clase A y Clase B.
Y ya te digo desde el principio: una salva vidas. La otra… depende.
Clase B: La del “si todo va bien”
Vamos hablar por ejempos de la señalización salida de emergencia. Empezamos por la Clase B, que es como ese cuñado que se apunta a la barbacoa pero no trae ni pan. Esta señal te dice: “yo estoy aquí, pero tú encárgate de que haya luz, ¿eh?”.
Tiene su utilidad, claro, si todo lo demás funciona como un reloj suizo: alumbrado de emergencia en forma, baterías cargadas, ni un fusible fundido, ni un apagón a la vista… Vamos, el paraíso de la ingeniería.
¿Cuándo puedes usarla sin llevarte un susto?
- Tienes una oficina pequeña que se evacua en lo que tardas en pedir un café.
- El recorrido es más recto que una regla de carpintero.
- Tienes un kiosco, un despacho o un cuarto de trastos sin gente dentro a diario.
Pero ojo, ni se te ocurra jugártela en un sitio grande, con recovecos, pasillos, esquinas o donde haya gente que no sabe por dónde salir. Porque si se va la luz y la señal no brilla… lo que brilla es el marrón que te cae.
Clase A: La que aguanta el tirón
Y ahora hablemos de la que sí da la cara, la que no se esconde, la que no necesita excusas. La señal clase A. Esta sí que sí. Brilla con luz propia, aunque el sistema entero se vaya a hacer puñetas.
No depende de nadie. Ni de enchufes, ni de generadores, ni de promesas. Ella se carga con la luz normal y, cuando todo falla, sigue ahí como un faro en medio de la tormenta.
¿Dónde hay que poner Clase A sin dudarlo?
- En naves industriales que llevan 30 años sin mantenimiento… o con suerte.
- En hospitales, donde los segundos valen vidas.
- En cines, centros comerciales, hoteles, donde nadie conoce las salidas de memoria.
- En laboratorios y fábricas, donde un error no se arregla con un “uy”.
Porque cuando hay humo, pánico y oscuridad, lo que necesitas no es una señal con condiciones. Necesitas que las señales fotoluminicescentes resplandezcan y te digan por dónde salir sin pedir permiso.
¿Y qué dice la ley? Pues lo de siempre: mucho, pero en letra pequeña
Para los que aún se aferran a la legalidad como si fuera un chaleco salvavidas, aquí va el resumen en cristiano:
- UNE 23035-4:2003: Aquí se explica cómo se clasifican las señales según lo que brillan y cuánto duran.
- Código Técnico de la Edificación (CTE DB SI): Lo que te obliga a poner señales en edificios según sean más o menos complicados.
- RSCIEI (RD 2267/2004): El reglamento para industrias. Si tienes una nave y no cumples esto, prepárate para la multa.
Pero como te decía mi abuela: “el papel lo aguanta todo”. La cuestión es: ¿quieres cumplir justito o quieres dormir tranquilo?
Lo barato, ya sabes, sale caro
Y aquí viene el quid de la cuestión. Porque uno siempre puede decir: “oye, me ahorro unos euros y pongo señales Clase B”. Sí, claro, igual que puedes poner una silla coja en una torre de vigilancia. Funciona… hasta que deja de funcionar.
Si montas un negocio, tienes empleados o simplemente no quieres convertirte en la portada de las noticias por una evacuación fallida, no te la juegues.
Comparativa para los que necesitan blanco sobre negro
Tipo de señal | Brilla sola | Necesita luz de emergencia | Recomendada para |
Clase A | ✅ Sí | ❌ No | Todo lugar con riesgo, público, largo o complejo |
Clase B | ❌ No | ✅ Sí | Espacios muy simples, cortos y controlados |
Nuestra recomendación, por si no ha quedado clara
Si tienes dudas, si el local es viejo, si hay giros, escaleras, salas interiores o simplemente quieres hacer las cosas bien… pon señales Clase A.
Porque cuando hay humo, oscuridad y caos, lo que necesitas es una señal que funcione. Punto.
Y recuerda: cuando hablas de seguridad contra incendios, no hay plan B.